jueves, 8 de marzo de 2007

El buen alemán

El asombroso parecido que guardan los finales de Casablanca y el último film de Steven Soderbergh es algo tan rebuscado y oportunista que no debería dedicarle una sola palabra; si lo hago es para criticar lo molesto que resulta como salida de tono, siendo un homenaje a un film sin relación ninguna con lo que se acaba de ver, una referencia que produce la misma incomodidad que una nota al pie que no aporta absolutamente nada al texto principal. Más acertada sería la presencia del Rosellini de Roma ciudad abierta y (evidentemente) Alemania año cero, aunque si hay algo interesante en El buen alemán no es su plagio a algún film concreto, sino su asimilación de muchos otros, su extraña dualidad como título inscrito en uno o más géneros y como experimento cinematográfico. El film está sonorizado utilizando técnicas primitivas, montado con imágenes de archivo auténticas y filmado en un blanco y negro posteriormente tratado para conseguir una apariencia que se asemeja de manera notable a las técnicas de revelado tradicionales. A todos estos elementos se suma una voluntad clasicista por parte de Soderbergh a la hora de rodar y montar las secuencias, dejando un tono añejo sólo alterado por determinados excesos que antaño eran censurados. Como resultado, el experimento pone en tela de juicio los excasos avances que ha demostrado el cine desde la inflexión que supuso la década de los cuarenta: elimínense las deliberadas limitaciones técnicas de El buen alemán y se obtendrá un film que no se diferencia demasiado de cientos de títulos contemporáneos que, a diferencia de éste, no pretenden hacer revisiones de ningún clásico. Como demuestra Soderbergh, la diferencia entre un striptease filmado hoy y otro filmado hace sesenta años, solo está en que hoy la cámara se sitúa al fondo del escenario, para que veamos lo antes posible los pechos de la chica mientras su público sólo puede verle la espalda. En definitiva, el cine (o cierto tipo de cine) ha cambiado en lo que muestra pero no en cómo lo hace.

Aparte de su interés metalingüístico, hay que reconocer las virtudes narrativas de El buen alemán, al ser un film que se ve con comodidad y cuyo relato puede resultar, incluso, de actualidad (¿acaso alguna obra no es hija de su tiempo?), aunque sospecho que su gancho está en el caracter desvalido de sus personajes, ello a pesar de la pésima elección de su elenco: deberían haber disfrazado de corresponsal de guerra a alguien menos corpulento que George Clooney para un protagonista continuamente golpeado por todos, una femme fatale no tiene porque tener la marciana falta de expresividad de Cate Blanchett, a Tobey Maguire le falta un punto de maldad en el rostro para hacer de joven violento y calculador (una virtud que sí suelen demostrar, pese a quien pese, actores como Leonardo DiCaprio o Matt Damon), incluso Christian Oliver podría resultar apropiado si no estuviera caracterizado con un peinado y unas maneras demasiado actuales. Y en eso, como tantas y tantas películas, también falla El buen alemán: por más que Thomas Newman capte perfectamente el estilo musical de sus maestros o que la simulación fotográfica sea brillante, todo es en vano si sus actores no parecen gente de otro tiempo.

'The Good German' - Steven Soderbergh - 2006 [ficha técnica]

2 comentarios:

  1. manué, hola soy cori. No he leido mas que el empiece de la critica de este film y he visto que comparas su final con el de Casablanca...pero te has fijado en el cartel ??? también son calcados

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  2. Sí, es impresionante, no me había fijado. De hecho, he encontrado muchos enlaces que comparan los dos carteles (por ejemplo éste).

    En cualquier caso, hay miles de carteles de películas de estreno que son calcados entre sí, y esta vez me parece un plagio que sí viene a cuento.

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