martes, 16 de septiembre de 2008

Che, el argentino

En una de las secuencias de la película de Walter Salles Diarios de motocicleta, un ingenuo Ernesto Guevara invita a una joven a bailar tango, pero confunde los pasos con los del mambo, ganándose así las bromas de sus colegas. En consecuencia, más adelante, estos bautizan como "Mambo-Tango" a la embarcación con la que Guevara continuará su viaje por el río Amazonas. El nombre, más allá de la broma entre amigos, encierra una fuerte significación: se trata de la combinación de un baile con origen rioplatense y otro desarrollado en las Antillas, por un lado, aunando Argentina y Cuba, que fueron origen y destino del Che, por otro, acotando la región donde el protagonista quería llevar a cabo su revolución, es decir, todo Sudamérica desde el Cono Sur hasta el Caribe. También el joven Guevara de Che, el argentino pone como condición para participar en el levantamiento que organiza su colega Fidel Castro que le deje hacerlo efectivo en todo América del Sur una vez resuelto el asunto en Cuba. La cinta de Walter Salles vendría a ser un importante prólogo para la de Steven Soderbergh, aunque también es un modelo que el director de Traffic debería haber tenido más presente. Diarios de motocicleta se desarrolla en la América anterior a la revolución cubana, cuando Ernesto Guevara era poco más que un médico haciendo turismo rural y, como consecuencia, su visión es objetiva, casi documental. Por contra, Che, el argentino tiene lugar en pleno conflicto y debe tomar partido y casi juzgar al protagonista, y aquí es donde el film plantea más dudas. El guión, escrito por el inexperto Peter Buchman, está basado en las memorias de su protagonista y la mayoría de sus imágenes describen los hechos que éste conoció de primera mano, con lo cual es lógico que su juicio sobre el conflicto barra para el bando revolucionario. Lo que es algo más chirriante es que el relato rompa sus leyes del punto vista cada vez que tiene ocasión de desprestigiar al bando contrario (cf. los militares que disparan por la espalda a sus sensatos desertores, o engañan y abandonan cobardemente a sus hombres vestidos de paisano) o de justificar las ejecuciones de las que el líder revolucionario es presunto responsable (sólo vemos que ordena ejecutar a quienes, durante su deserción, han castigado a la población robando y violando en nombre del bando de Fidel).

Este partidismo puede venir dado de su producción: el logo de Telecinco al principio nos advierte de que Che, el argentino es, en gran parte, una película española, y que se va a dar por supuesto que la revolución Cubana no tiene por qué ser muy diferente a como tantas veces se nos ha contado la Historia en nuestro cine, donde todo es blanco o negro, sin ambigüedades. Gracias al trabajo de Soderbergh, esta parcialidad no se traduce en un producto del todo desdeñable. Sus dos horas y media son sólo la mitad de un proyecto compuesto por dos largometrajes, pero su relato no se ve truncado por este hecho. Su duración es la justa y sus últimas secuencias constituyen al mismo tiempo un desenlace y un final abierto. Además, Soderbergh vuelve a recurrir al uso de diferentes formatos para diferenciar épocas o lugares, imprimiendo así algo de pluralidad a un material que, como decimos, es demasiado partidista. Las escenas a todo color que filman la acción principal son complementadas por un puñado de tomas en el pasado, con la imagen muy granulada, donde los jóvenes Fidel y Raúl Castro ponen a la revolución unos antecedentes en términos de cifras y datos medibles. Por otro lado, están las tomas en blanco y negro donde Guevara participa en entrevistas y asambleas posteriores a su revolución, aportando sus teorías sobre el comunismo y el capitalismo. Benicio Del Toro, también productor, se siente libre de interpretar a un personaje que es, ante todo, una leyenda cuya auténtica figura de carne y hueso pocos recuerdan, una libertad de la que no goza Demián Bichir al recrear al celebérrimo Fidel Castro, recreándose en exceso, de manera casi cómica, en sus tics, logrando crear un espejo superficial del mandatario cubano pero nunca convenciéndonos de que esa misma persona tuvo la capacidad de cambiar la historia de un país y permanecer en el poder durante décadas.

'The Argentine' - Steven Soderbergh - 2008 [ficha técnica]

2 comentarios:

  1. no se si ha escrito la critica manue , pumares o drago, pero seguro que es alguien muy conservador.

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